Casi un año después comparezco ante vosotros, estimada audiencia
virtual, para contaros qué tal ha ido el presente curso a nivel docente.
En primer lugar he de pediros disculpas. Desde mi última
entrada, allá por Sanfermines de 2016, me fui de vacaciones y desde entonces no
he encontrado tiempo o no he tenido la tranquilidad suficiente como para
plantearme escribir algo. O sí, pero había muchas cosas y acababa abrumado de
sólo pensar que tenía que ponerme a escribir. Ha sido un curso en el que el fin
de semana me ha servido para liberarme y, sobre todo, descansar. Pero bueno,
poco a poco ha ido pasando el tiempo y creo que lo he sacado con creces. Queda
alguna investigación por arreglar a lo largo de este verano, de aquí hasta que
comience el curso 2017-2018. Con suerte y un poco de empeño lo iré
solucionando.
En el tema docente, este ha sido un año complejo. 5
asignaturas en el primer semestre y 2, pero con mucha gente, de prácticas en el
2º, en algunos casos en inglés. En general, no me ha dado tiempo a hacer nada más
que repasar o rehacer y repasar las clases y darlas inmediatamente. La
experiencia ha sido buena, pero en numerosas ocasiones he acabado bastante
cansado. No me quiero plantear cómo lo hace la gente que tiene más docencia
asignada que yo… Afortunadamente, parece que la cosa tenderá a estabilizarse el próximo curso.
Debido precisamente a lo anterior, en cuanto a investigación no
puedo más que agradecer a toda la gente que me ha echado una mano este año para
poder producir contribuciones. El nivel de las mismas ha sido y está siendo
bueno, pero este año he valorado mucho más, si cabe, la posibilidad de tener una
serie de personas conmigo con las que sacar contribuciones buenas adelante. A
todos ellas, muchas gracias, y espero que el próximo curso seamos tan
productivos o más.
Pero centremos el tiro. A continuación quiero exponeros unas
pocas cuestiones que me han llamado la atención este año desde el punto de
vista docente y que estaría bien darles una vuelta.
1.
En general creo que la gente entra con una
mentalidad equivocada a la universidad. Al menos en lo que respecta a los
grados de ciencias experimentales y tecnológicas, los estudiantes no vienen con
el nivel de esfuerzo que requiere trabajarse este tipo de estudios. Veo mucho
pasotismo en los estudiantes, los cuales, aplican la ley del menor esfuerzo
posible. No creo que sea bueno contentarse con un 5 “pelao”, y más sabiendo que
hay bastante margen de mejora a la hora de afrontar las calificaciones de
determinadas asignaturas.
2.
La razón que creo que subyace tras esto es que no
se están haciendo las cosas bien con anterioridad. La solución quizás pase por
realizar un esfuerzo de convergencia entre universidad y centros
pre-universitarios, para recuperar una conexión que, por lo que he visto este
año y por lo que mis compañeros precedentes dicen (y ojo que la media de edad
de nuestro departamento es de 40-45 años), está yendo cada vez a menos. Y por
lanzar una bombita, quizás sea mejor educar en la cultura del esfuerzo y en la
responsabilidad individual que no en el hacer piña, que la gente lo pase bien
en el cole y la “chupivida”. El día de mañana, nuestros estudiantes van a tener
que buscarse la vida por sí sólos/as, como hemos hecho los demás. Es muy
importante que con 18 años asuman que su vida no va a ser siempre de color de
rosa y que no siempre van a tener a gente que les eche una mano en los malos
momentos. Las disciplinas científicas requieren un esfuerzo grande de análisis
y comprensión, y eso lo tienen que tener más que claro. Si no se plantean que
van a tener que solucionar los retos tecnológicos que vendrán el día de mañana,
o que simplemente, tienen que aprender a asumir responsabilidades para consigo
mismos, ¿qué clase de profesionales esperamos tener?
3.
Los grados y másteres actuales están requiriendo
una carga burocrática demasiado elevada para lo que finalmente se valora por
parte de los estudiantes, que es si han sacado provecho de la asignatura o si
el profesor da bien la clase. Una asignatura se puede estar dando bien y tener
un temario mínimamente bien planteado y explicado, pero como también luego
depende de cómo los estudiantes afronten el esfuerzo que tienen que hacer, las
reuniones de materia, asignatura, etc, son siempre un quebradero de cabeza
entre el nivel adecuado de exigencia y la adaptación a lo que nos viene. La
burocracia sólo aporta mayor carga de trabajo para confirmar lo bien o mal que
ha ido la asignatura. No creo necesario un control tan estricto sobre los
docentes, más aún cuando se demuestra que si un/a estudiante trabaja la
asignatura más o menos bien, normalmente suele aprobar.
4.
Siempre he dicho que, en ciencias
experimentales, cuando mejor se enteran los estudiantes de las asignaturas es
en el laboratorio. Sin embargo, esto no es así si no se asimilan medianamente bien
los conceptos con anterioridad. Ya que
la materia hay que darla por completo, pongamos todos, profesores y
estudiantes, de nuestra parte, para que la cosa vaya bien.
Debido a todo lo anterior, la
sensación que se me queda es lo que me temía ya en 2014 (enlace):
Bolonia no está haciendo bien, al menos en estas primeras promociones de
egresad@s. Son únicamente 4 detalles los que se me han ocurrido analizar hoy. Por
supuesto habrá más, pero para este primer año, a mi corto entender, son los que
he detectado con mayor recurrencia. Veremos si dando solución a ello es posible
conseguir un buen nivel de entrada en y de salida de la universidad, así como
de agilizar las tramitaciones necesarias.